La incertidumbre me remonta años atrás, cuando temía cruzar mi casa con la luz apagada. Sabía lo que había en ella, pero temía de que algo desconocido brotara de la penumbra.
Y así camino, en un sendero oscuro y opaco, donde mis miedos son los únicos que me acompañan; y una Luz en mi mirada.
Dios quiere que camine por aquí, y temeroso digo que sí, y después con lagrimas en los ojos agradezco que no me rendí, pero con las rodillas ensangrentadas me arrastro hasta aquí, en medio de la nada... Solo puedo hacer una cosa; alzo la mirada y entrego mi alma. Ya no hay nada que me atrapa, solo su presencia como un escalofrío tras mi espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario