martes, febrero 24

Caminar sin desmayar

Avanzo en el camino, es tarde y la luz se ha agotado. El sol se escondió y la luna no quiso salir. 
La incertidumbre me remonta años atrás, cuando temía cruzar mi casa con la luz apagada. Sabía lo que había en ella, pero temía de que algo desconocido brotara de la penumbra. 
Y así camino, en un sendero oscuro y opaco, donde mis miedos son los únicos que me acompañan; y una Luz en mi mirada. 
Dios quiere que camine por aquí, y temeroso digo que sí, y después con lagrimas en los ojos agradezco que no me rendí, pero con las rodillas ensangrentadas me arrastro hasta aquí, en medio de la nada... Solo puedo hacer una cosa; alzo la mirada y entrego mi alma. Ya no hay nada que me atrapa, solo su presencia como un escalofrío tras mi espalda. 

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