martes, noviembre 19

Un trago muy amargo

La delgada linea entre el bien y el mal, delicada como el corazón de una mujer celestial
Ideas van y vienen, mientras nuestra mente sufre de batallas inminentes
Todo parece ser tranquilo, y el equilibrio en los sentido empieza a desvanecerse en un suspiro.
Solo estamos yo y mi espiritu, el silencio invade mis oídos
El optimismo pesa tanto que no lo puedo contener.
Miro el fondo de la botella, y en lugar de que este vacía, la encuentro aún más llena
No se esto a que se deba, pero continuo llenándome de sal y prosigo alimentando mi condena.
Las siluetas comienzan a marearse, y las cosas dan vueltas mientras yo sigo en mi pose
El optimismo se perdió hace mucho tiempo, fue solo un engaño para encontrarnos aquí... en este momento.
Destellos en mi memoria brillan con intensidad, recordandome las cosas que decía mi papá
Promesas valoradas por todos los demas, tragadas y digeridas sin tener un solo grado de verdad.
Es cuando te das cuenta, te miras al espejo y piensas: vaya, soy un patán.

Llego el momento, estoy solo de verdad, ni amigos, ni gente en realidad, esta una gata sentada en el umbral.
Me postro en el mismo lugar, las lagrimas fluyen sin parar, pido consejo del padre celestial.
Una flecha atraviesa mi cabeza, y mis pensamientos se desvanecen con sutileza
Las luces se apagan con tristeza, pero al fondo brilla la luz de su belleza
No estoy solo pues soy un hijo de cabeza, aunque tenga mis problemas, está Dios para darme fuerzas.
Está el espiritu para indicarme donde debo poner las piezas.

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